lunes, 3 de marzo de 2008

El peor de todos los males

Dicen por ahí que el peor de todos los males es la indiferencia.
En mi familia siempre se me enseñó que para conseguir algo se tiene que luchar por ello. En el arte marcial que practico esto fue reforzado haciendo que la satisfacción fuera muy grande cuando se alcanzaban las metas. Si bien como competidor nunca destaqué de la forma en la que hubiera querido, una de mis características como practicante de taekwondo ha sido que he aprendido a nunca decir "no puedo" o "ya me cansé", aunque me esté desmayando o mis piernas no respondan. Escribo esto porque actualmente me enfrento con el problema de la indiferencia y la "falta de ganas" de mis alumnos por hacer las cosas. Entiendo que estén en una etapa del desarrollo un poco compleja, pero me preocupa mucho darme cuenta que no se vislumbra un cambio radical en el futuro para ellos. Hoy me molesté mucho cuando estaba dando mi clase de taekwondo y unos alumnos estaban entrenando sin ganas. Es muy diferente la falta de habilidad o el cansancio a la falta de coraje y deseo de superación. Peor aún es que cuando les expongo esta situación recibo respuestas como: "es que me duele", "es que estoy muy cansado", "es que", "es que"... En el taekwondo me resulta más fácil manejar esto porque puedo aplicar estrategias que en un salón de clases no podría, en el deporte simplemente el que no quiere se puede ir.
La escuela en la que trabajo tiene una población de una clase socioeconómica media-alta y alta. Esto se traduce muchas veces en que los jóvenes están acostumbrados a tener lo que quieren, cuando quieren y como ellos quieren. No hay duda que esta situación los aleja mucho del mundo real que existe afuera: no se preocupan por los demás y no les interesa superarse, porque aparentemente ya no hay nada que superar (salvo asistir a mejores antros cada fin de semana). El mínimo esfuerzo es suficiente para "pasar" las materias o para mantener a sus padres contentos. Me entristece y desespera mucho ver cómo se están echando a perder y que no se dejan ayudar. Como profesor he buscado muchos métodos para tratar todo esto, sin embargo, hasta ahora no he podido encontrar la fórmula. Espero que con los conocimientos académicos y mayor experiencia pueda lograrlo.

1 comentario:

Ingrid dijo...

La motivación que tus alumnos ha estado recibiendo (o debería de decir, los estímulos) siempre ha venido del exterior "...estan acostumbrados a tener lo que quieren, cuando quieren y como ellos quieren." ¿Tú crees que ya descubrieron algo que venga de ellos, de adentro hacia afuera? Eso es lo más difícil. A los seres humanos nos gustan los retos, pero nos han enseñado a darles la vuelta "simplemente el que no quiere se puede ir", y a no enfrentar nuestras dificultades...